miércoles, 27 de febrero de 2013

Unas palabras sobre las recientes ediciones de Bojeo a la Isla Infinita

La Editorial Betania (Madrid, España) publica la antología Bojeo a la Isla Infinita, antología de seis poetas cubanos, con introducción y selección de Arístides Vega Chapú.

La primera edición digital Ebook puede ser solicitada a dicha editorial a través del email   ebetania@terra.es   
 (Editorial BETANIA. Madrid, 2013. ISBN: 978-84-8017-325-4)

Luego la editorial de Miami Voces de Hoy realiza una segunda edición de esta antología, contando con la ilustración de portada de la destaca artista cubana Zaida del Río.

Para la introducción de Bojeo a la isla infinita, el propio poeta cubano Arístides Vega ha escrito:

Poéticas disímiles, bajo cielos disímiles, en horarios disímiles, pero que guardan en común esa necesidad de reverenciar lo atípico de una poesía que tiene sus poderosas y verdaderas raíces en un sentimiento isleño. Dicho sentimiento desborda o acompaña cualquier otra experiencia que pueda atestiguar esta escritura. Aquí nos juntamos poetas de diversas generaciones y, por tanto, con experiencias e historias de vida muy distintas, así como con maneras muy personales de asumir el acto poético. Poetas que compartimos una vida común o por el contrario vivimos muy alejados unos de otros en esa distancia irreal, pero contundente, de residir en otras tierras: Cuba, Estados Unidos, Canadá, España. Sin embargo, hay en estas variadas demostraciones poéticas esa voluntad de reconocernos bajo un mismo signo insular (…)

Diverso es el mundo de cada autor, pero aquí estamos aunados por una misma causa: la poesía.  

Desde este mensaje breve, personal, va mi agradecimiento a quien juntó su esfuerzo y su tiempo para lograr lo que fue un proyecto, y hoy es un hecho que enorgullece a cada uno de nosotros, los poetas que aquí hablamos con una misma raíz, u origen, aunque residamos en diversas partes del mundo. 

El libro esta a la venta en la página web de la editorial:

http://www.revistaliterariaentrelineas.blogspot.com/2013/02/bojeo-la-isla-infinita-ya-esta-la-venta.html





BOJEO A LA ISLA INFINITA
(Antología de 6 poetas cubanos)

Sergio García Zamora/ Ihosvany Hernández González
Sonia Díaz Corrales/ Juan Carlos Recio Martínez
Arístides Vega Chapú/ Félix Anesio.

sábado, 2 de febrero de 2013

Edelmis Anoceto Vega “Poesía es igual a las mejores experiencias, en las mejores palabras en el mejor orden”

Edelmis Anoceto Vega (Santa Clara, Villa Clara, 1968), poeta cubano, ganador de varios premios de poesía y décima, llama la atención por la forma en que concibe la poesía. Cantos del bajo delta (1998), Mortgana (2002), La cólera de Aquiles (2005) y Desertor del cielo (2007) son algunas de sus obras publicadas. De su poesía se dice que “se caracteriza por la alternancia de las estrofas clásicas (soneto y décima) y el verso libre (...). Así como son frecuentes en sus poemas los cuestionamientos existenciales del hombre...”. Por razones como estas su obra merece nuestra atención. De ahí mi interés por esta entrevista.

Desde tu criterio, ¿cuál sería tu sinónimo de poesía?

Es una pregunta que se ha hecho a muchos poetas, y comúnmente éstos responden con alguna frase poética. Al respecto es célebre la disquisición de Octavio Paz al inicio de su ensayo “Poesía y poema”. Pero si lo que buscamos es un sinónimo entonces el campo de definición se reduciría a una palabra, lo que lo haría mucho más difícil, por lo que sería mejor aquí eludir ese sondeo. Lo primero a tener en cuenta es que eso que llamamos poesía es en sí algo que tiene como esencia precisamente su condición de indefinible, de misterio que nunca llega a revelarse, sino a anunciarse. Mejor decir como Lezama: “Ah, que tú escapes”.

Sabemos que la poesía no es únicamente la expresión de la belleza por medio de las palabras; no es el poema, éste es una manera más que tiene la poesía de manifestarse, como lo puede ser el cuadro o la pieza musical. La obra artística, sea cual fuere su género, se diferencia del resto de las obras humanas necesariamente por su componente poético.

Cuando en el hombre se da una manera peculiar y “otra” de percibir el mundo, la humanidad y la vida, suceso que produce en su espíritu una especie de movimiento, de sacudida, extrañamiento, sobrecogimiento, y además ese hombre es capaz de comunicarlo, estamos en presencia de la poesía. Este es un proceso único e irrepetible en cada individuo. Por eso se dice por ejemplo que la poesía es conocimiento, pero un conocimiento del ser interior, un descubrirse en esa forma peculiar, individual y enriquecedora sobremanera. Se revela un modo de ser en —y relacionarse con— el mundo, que es diferente en cada individuo. Ese conocimiento del “yo” produce una suerte de liberación comparable sólo con la experimentada por el místico al entrar en contacto con la divinidad. Es un proceso en el que se llega a la plenitud a través de la percepción creativa. No estamos hablando de mera percepción o mera creación, sino de un proceso extraordinario que implica ambas cosas.

Según Coleridge, poesía es igual a las mejores palabras en el mejor orden. Y yo agregaría —con permiso—: poesía es igual a las mejores experiencias, en las mejores palabras en el mejor orden.

...¿Y el de literatura?

Asumo que hablamos de lo que conocemos como literatura artística y que comprende categorías como ficción, lenguaje imaginativo, tratamiento especial de la lengua, subversión del discurso ordinario, Les Belles Lettres, etcétera.

Los juicios de valor acerca de la literatura y el arte en general varían según las necesidades epocales, y en ese sentido podemos decir que la literatura es una convención. Por supuesto, las instituciones educacionales y culturales históricamente han emitido criterios de valor jerarquizantes que tienen en su trasfondo ideologías, iglesias, políticas...

También las personas llaman literatura a aquellos escritos que hoy les parecen de valor y que les resultan gratos. Así han desfilado por esa categoría tanto las tiras cómicas, los guiones cinematográficos o El origen de las especies, de Darwin. Las crónicas de revistas sensacionalistas, por ejemplo, cada vez incorporan más elementos de ficción y técnicas narrativas, y los mensajes publicitarios acuden a recursos del lenguaje poético, sin embargo no son considerados literatura.
Para decirlo medio en broma, la literatura es todo aquello que constituye campo de estudio de la teoría literaria, disciplina mucho más exacta, y por lo tanto más definible, que su objeto.

Eres editor, traductor literario... pero sobre todo eres un poeta. ¿Qué hallas en la poesía como género literario que la has asumido con rigor?

A mi entender, en la práctica requieren mayor rigor las labores de edición y de traducción que la de la creación poética. Esta última es más libre en tanto es mucho más individual, es lo que mencionaba antes de indagación en el “yo”. En la edición y la traducción estoy sujeto a un texto ajeno que ya establece una especie de poder, es como una jurisdicción que no se puede violar, o se puede violar sólo hasta cierto punto. También están las exigencias extracreacionales: debes entregar el texto traducido o editado a la editorial y esto supone una disciplina.

La creación poética sólo demanda rigor en el orden de la convicción, la consagración, la sinceridad, la vocación, la ética. Muchos presumen que escribir poesía es un acto sencillo, un hobby, como un entretenimiento, algo que podemos hacer con la mano izquierda, en los ratos libres. Eso puede ser, pero creo que entonces no estaríamos hablando de un verdadero poeta. Para el poeta de rigor —creo que esto ya lo escribí—, la poesía es una cuestión de vida o muerte. Se trata del centro de la existencia. Y casi siempre es un proceso agónico, desgarrante; lo es porque el poeta no debe demostrar su condición sino a sí mismo. Una cosa es ser poeta y otra “la vida literaria”, o sea la socialización.

¿No tienes pensado escribir narrativa?

Tengo una novela terminada y dos cuentos para niños. Pero no tengo apuro en que vean la luz. El hecho de haber escrito esas obras ha sido muy gratificante, eso es lo más importante. El escritor tiene que tener mucha seguridad en sí mismo, y sobre todo estar satisfecho con su labor sin que nadie venga a decirle que ha escrito una gran obra, puesto que el escritor, el literato verdadero, ya conoce las grandes obras de la literatura, o su gran mayoría, y podrá valorar, sin pretensiones y con sinceridad, la suya propia.

Por otro lado yo asumo mi escritura toda como creación poética —con las especificidades escriturales que demanda cada género, por supuesto—, porque, como dije, la poesía es esencia en toda obra artística. De hecho estas obras narrativas tienen como centro y fondo la poesía, de manera implícita.

Hasta la fecha has publicado varios libros de poesía, como por ejemplo, Cantos del bajo delta (1998), Mortgana (2002) y Desertor del cielo (2007), entre otros... De tus obras publicadas, ¿tienes preferencia por alguna...?

No podría preferir uno entre los libros que he publicado, cada uno tiene una significación especial, no comparo uno con otro. Siento cierto apego por los dos decimarios: La cólera de Aquiles y El sueño eterno, por estar escritos en esa estrofa que tanto quiero y respeto, y por comunicar cosas y estados que no comunican mis libros en verso libre, estados cercanos al dolor, sobre todo. Creo que de todos mis libros prefiero los que están inéditos, Agujero negro, por ejemplo, uno que está a punto de salir por la Editorial Oriente, y otro decimario: Cansado de soñar todo, que cierra el ciclo de los dos anteriores.

Los libros son como las etapas de la vida, no tiene mucho sentido preferir una sobre otra, porque en la práctica ninguna se puede repetir.

¿Qué necesitarías para escribir? ¿Tienes algún método, algún sitio preferido que te ayuda a escribir?

Soledad. Quiero decir, en el momento y en el lugar donde escribo necesito estar solo, que siempre es en mi estudio-dormitorio, generalmente en las mañanas. Cuando estoy en algún proyecto de libro escribo desde el amanecer hasta la media mañana, y cuando es un texto ocasional, un artículo, por ejemplo, lo hago en cualquier momento. Escribo con mucha dificultad, y no me gusta hacer bocetos, ni tampoco dejar una idea u oración a medias. Reviso constantemente lo que estoy escribiendo. Como todos los días debo caminar mucho, tengo tiempo para pensar, eso me ayuda sobremanera.

¿Quién es Edelmis Anoceto Vega? ¿Podrías dejarnos ver al poeta bien adentro?

Edelmis Anoceto Vega es un hijo de torcedores de tabaco, santaclareño el padre y manicaragüense la madre; ¿sorprende a alguien que se haya convertido en escritor? ¿Acaso no es lo más natural? Si Edelmis Anoceto Vega fuera sólo un licenciado en lengua y literatura inglesas seguramente estaría en una universidad o, como muchos de sus condiscípulos, trabajando en el turismo, o enseñando inglés; no sería alguien en que se conjugan la cultura del rock, el dominio de una lengua extranjera, la simpatía por los poetas ingleses románticos y victorianos, un poco de vida bohemia, bastante de escepticismo; no sería alguien que ha aprendido a amar y a valorar lo tradicional cubano, lo guajiro que encarna su familia materna, la décima... y sobre todo no sería alguien que ha aprendido a trabajar sin descanso, a emprender siempre un nuevo proyecto.

¿Autores preferidos? ¿Alguno ha influenciado de alguna manera en tu obra?

Son muchos, y todas las lecturas nos van formando una noción acerca de lo que es la literatura, los géneros, sus fronteras y relaciones, nociones y concepciones. Lo más importante es descubrir uno mismo qué es la literatura, y ésta está en el principio: los textos bíblicos, Homero, Dante, Shakespeare, los románticos ingleses, el Siglo de Oro español, los simbolistas franceses —esto no es una receta—, después toda lectura aporta, enriquece, complementa, pero en el principio está la verdad. Eso fue lo que nos enseñó T. S. Eliot al considerar los ismos de la literatura inglesa como una desviación e ir directamente a la tradición poética europea para dialogar con ella. Nos dijo simplemente que hay que subvertir la tradición para que luego ésta te acoja. Los clásicos no son algo que un literato pueda obviar. No tiene sentido hacerlo.

Si la poesía (casi) ha sido relegada para darle paso a la novela, ¿persistirías en hacer poesía?

¿De qué poesía y de qué novela estamos hablando, de qué contexto? No creo que la poesía (como género) haya sido relegada para dar paso a la novela (como género), ni siquiera (casi). Eso sucede sólo en el campo del mercado editorial; sólo en ese terreno un género puede relegar a otro. Todos los años se celebran festivales de poesía como el de Medellín, se realizan compilaciones importantes como el anuario The Best American Poetry, se otorgan premios relevantes a poetas, sin que ello disminuya o minimice otro género.

Pongamos un ejemplo: ya en el período isabelino Inglaterra fue llamada por el auge de su expresión poética A nest of singing birds, y en los dos siglos subsiguientes no fue menos, sin embargo en el XIX, dadas las crecientes exigencias editoriales, la poesía fue “relegada” a material de relleno en las revistas, a tal punto de que casi ningún poeta —excepto los dos grandes: Tennyson y Browning— emprendiera una obra poética extensa. El poeta no se ocupa de esas cosas, el poeta persiste siempre en hacer poesía.

(Entrevista publica en OtroLunes, y Letralia)

sábado, 5 de enero de 2013

Callejones de Arbat: contra los efectos del tiempo


Casi veintitrés  años después,  logro recordar vagamente, la imagen del general  Arnaldo Ochoa durante aquel juicio televisado por todo un mes en la televisión cubana. Claro, el tiempo ha disipado la nitidez del recuerdo. El tiempo y la memoria se han ocupado de desvencijar aquel hecho de cuando estudiaba en el pre-universitario, un tiempo en que no creo haber podido comprender la legitimidad de aquellas acusaciones ni de aquellas escenas.

Muchos, quizás, han olvidado aquel verano en que se acusaba a Ochoa públicamente para que, aquello, sirviera de escarmiento.  Muchos, o algunos, quizás ya no quieran acordarse de lo que pasó para que aquel general fuera despojado de sus medallas y muriera ante el pelotón de fusilamiento.

Para qué remover el pasado. Para qué hablar de lo injusto, de lo que ya no tiene solución. Para qué. Varias ideas corren ahora por mi cabeza, y aplaudo el hecho de que, precisamente para no olvidar, para hacer algo respecto a lo injusto  ¨Callejones de Arbat¨, publicada por Terranova Editores, y la más reciente novela de Antonio Álvarez Gil (Cuba, 1947), se da a la tarea de traer al presente hechos como éste que menciono, y devolvernos, como parte de una excelente lectura,  reflexiones sobre injusticias cometidas por despóticos gobiernos  en diferentes espacios y diferentes tiempos. Aunque todo el peso de esta nueva obra se desplaza hacia la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Un definitivo adiós a la Europa socialista.

En 1989, también, la URSS daba sus últimos respingos. Es alrededor de este período en que se mueva la narración en Callejones de Arbat.  

«Me llamaba la atención no sólo lo que estaba ocurriendo en Hungría, sino todo lo que se había puesto en marcha en la mayor parte de los países socialistas del este de Europa. En Polonia, por ejemplo, acababan de reconocer al Sindicato Solidaridad, que podría participar en las próximas elecciones de junio. Allí no se hablaba en lo absoluto de cambio o “perestroika” local, sino de negación y ruptura completa.»

Desde el inicio, se nos advierte que estaremos inmersos en lo que, durante aquellos primeros días de ruptura y conmoción entre los países socialistas, los representantes del gobierno de la URRS no se atrevían a aclarar. Las conferencias de prensa dejaban a los periodistas y participantes en la duda y en la incertidumbre. Lo que se avecinaba ponía en guardia a los interesados. La inestabilidad y la inseguridad hacía que Moscú, y toda la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fuese un caos totalitario. Un periodo vivido por el propio autor, y de estos días, se aferra para crear una interesante atmósfera moscovita, y una historia de ficción dentro de esta otra Historia: la perestroika de Gorbachov.

El origen de la historia desde la Historia.

Cuando una historia es contada partiendo desde nuestra propia experiencia,  abriendo una zanja  para dejar que drene lo vivido, o/y sufrido,  en la mayoría de los casos se acaba por convencernos de que  lo relatado ocupa una buena parte de  la realidad.

Todavía hoy, después de semanas de haber acabado de leer esta novela  y logrando poner en orden mis recuerdos, me veo nuevamente ante  Dolores: una actriz rusa de origen hispano  e hija de Santiago Gómez,  español radicado en Moscú.

Dolores  aparece ante Mario, periodista cubano, y personaje  protagónico. ¨Perdón¨, dice ella y ocupa el único asiento vacío en la cafetería, y que está justo en la mesa que minutos antes ha ocupado Mario. La descripción hecha por el autor respecto a esta aparición, casi mágica, diría yo, al parecer adepto a los instantes sublimes.

«—Gracias —sonrió la desconocida y, colocando primero el platillo con la taza sobre la mesa, ocupó la silla libre. La mesa, que era pequeña y redonda, pareció llenarse de repente de luz. Entonces levanté la vista y, mirándola directamente al rostro, le dije “de nada” y le devolví la sonrisa. No era tan joven, pero sí mucho más bonita de lo que me había parecido antes. Tenía, además, una mirada clara que producía el efecto que me había deslumbrado en el primer instante.»

Entre el periodista y la actriz se urde un romance del que uno como lector se pregunta hasta dónde podría llegar porque Mario está casado y de su matrimonio cuenta con dos hijos.  Entonces surgirá otra pregunta: ¿Será posible permitirnos la infidelidad a pesar de que todo podría marchar bien en nuestra relación?, ¿qué de provechoso podría sacarse de esta infidelidad? ¿Siempre hará falta ¨una canita al aire¨?

Pero creo que éste no es la clave para inducirnos a la lectura. Hay algo mucho más conmovedor e interesante que nos hacen pensar en lo que leemos. La historia de amor no es más que el móvil para inducirnos a la esencia del relato, del que puedo decir que todo  Moscú se levanta a nuestro alrededor, y parece que va a decir su última palabra, parece que va a explicar lo que sucede entre políticos, antes de que alguien se apresure a poner a Mario sobre aviso y tenga que escoger ¨cara¨ o ¨cruz¨.  Porque cuando ese instante llegue ya él tendrá  en sus manos lo que le podría conducir a un final desastroso. Salvarse o no salvarse,  ¿por qué el miedo?, ¿por qué caer en esta disyuntiva de verse casi entre la espada y la pared?,  ¿qué hace para verse implicado en este inconveniente?

Hay un recorrido por hacer entre capítulos que considero inolvidables por la limpieza con que son presentados.

Desde ese recuerdo que aún conservo y que esta novela me ha devuelto con su color, y también con sus tonos grises y negros cuando nos acerca al tema de la injusticia cometida  en diferentes períodos, me hago partícipe, sobre todo, de esos primeros quince o dieciséis capítulos en que la narración parece apretarse en su nudo y no dar tregua  al  que sigue en esta trayectoria por llegar al fin o a la solución de lo expuesto.

Callejones de Arbat lo pone en clave, acierta a ofrecernos ese dolor  que nos pertenece a todos.

El Maestro y Margarita, referencias claves para Arbat.

Una puesta en escena en el Dramático de Arbat  también nos devuelve  la memoria. Se trata de una versión  de la novela  El Maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov, una sátira en tiempos de Stalin que pone en juego los ideales de este  régimen totalitario.

Dolores asume el papel de Margarita, y Mario la contempla desplazarse en escena. Conseguir ese papel en el teatro significa un triunfo evidente en la carrera de la joven actriz. Pero podía haberse elegido otra obra. Sin embargo es la historia escrita por Bulgákov la que favorece la intensidad dramática y el sentido (d)enunciativo en la novela de Álvarez Gil. Asertiva propuesta de llevarnos de un ambiente a otro, abriéndonos paso hacia diferentes caminos para conocer de la ridícula, bárbara, y sangrienta opresión del estalinismo y sus consecuencias o secuelas.

No creo que es un asunto ya ocupado, al contrario, aquí se nos deja entrever que aún hay tiempo para hablar. Todavía hay tiempo para contar partiendo de lo conocido.

Estoy seguro que muchos de mi generación desconocen la verdad de un régimen (mal) creado sobre la base de la utopía, sin querer  ver lo que se pudiera alcanzar con justas leyes y proposiciones lógicas.

Sabido es que, si en la práctica un sistema no funciona, ¿por qué entonces aferrarnos a su teoría?, ¿por qué insistir en una hipótesis cuando ya sabemos que predicar la igualdad en una sociedad es aberrante?

Somos diversos en cuanto a pensamiento, condición social, y merecemos la tolerancia a tantas diferencias. Somos humanos todos, ni piezas en blanco y negro de un ajedrez cuyo resultado se decide por un sólo jugador, por un único manipulador de dichas piezas.

Un sitio para estos Callejones.

Aquí se nos propone un acercamiento  a épocas en que se arremetía contra escritores y artistas.

«El secretario de la Academia Sueca llegó a afirmar que entre 1946 y 1957 Pasternak había sido propuesto ocho veces para el premio. Camus, que fue el ganador de este último año, lo propuso para el año siguiente. Ya para entonces El doctor Zhivago había aparecido en Italia y se estaba traduciendo en muchos otros países de Europa (incluida Suecia) y en los Estados Unidos. Pero la novela no estaba en ruso, en su lengua original, porque las editoriales de este país la tildaron de antisoviética y la rechazaron desde el primer momento.»

En algunos caso, el  delito cometido pudiera ser haber nacido en un  ambiente de clase acomodada o burguesa, una pena capital tristemente considerada por aquellos que despreciaban la belleza en la literatura o la elegancia y el refinamiento de en sus semejantes, como también nos deja reflexionando sobre el caso que cito al inicio, el juicio televisado al general Ochoa.

Pero sobre todas las cosas, bien vale una lectura a esta reciente novela de Álvarez Gil, por la  belleza y la fuerza en su narrativa, y una manera reconocible en el tono y la atmósfera creados por su autor, aspectos que bastarían para ubicar a Callejones de Arbat en un sitio loable entre lo mejor de la literatura  escrita por cubanos en el exilio.

I.Hernández

(reseña publicada en http://otrolunes.com/25/librario/callejones-de-arbat/)